Condroblastoma
Codman, en 1931, lo describió como una forma diferente de manifestación del “tumor de células gigantes calcificado” del húmero proximal. Más tarde se descubrió que se trataba de un tumor distinto del tumor gigantocelular (TCG).
Afecta preferentemente a las epífisis de los huesos largos, como lesión de rarefacción ósea, con focos de calcificación, en pacientes masculinos, en la primera y segunda década de la vida, por tanto con la placa de crecimiento abierta. Por tanto, afecta a la región epifisaria de los huesos largos en crecimiento (figs. 1 y 2) y, con menos frecuencia, a la porción apofisaria (figs. 3 y 4).
Esta lesión, al ocurrir intraarticularmente, puede presentar un cuadro clínico similar a la artritis, cuando provoca reabsorción de la epífisis (o apófisis), erosión del hueso cortical e invasión articular, derivando en artralgias, que pueden provocar deformidad y fractura. y hundimiento conjunto. Por tanto, puede presentar agresividad local como erosión cortical, erosión de la placa de crecimiento e invasión articular.
Cuando hay manifestación radiográfica de agresividad local, generalmente se asocia a áreas de quiste óseo aneurismático. Presenta diagnóstico diferencial con quiste óseo simple, aneurismático, osteomielitis, tuberculosis, artritis, condroma, tumor de células gigantes (osteoclastoma), osteoma osteoide temprano, lesiones pseudotumorales, entre otras.
El tratamiento del condroblastoma es quirúrgico y debe realizarse lo antes posible, ya que estas lesiones, a pesar de ser histológicamente benignas, progresan rápidamente hasta la destrucción de la estructura ósea local. Consiste en un curetaje intralesional seguido de adyuvante local (fenol, electrotermia, nitrógeno líquido, etc.) y colocación de un injerto óseo o cemento (polimetilmetacrilato).
En lesiones muy avanzadas puede ser necesaria la resección segmentaria seguida de la colocación de una prótesis o artrodesis. La mejor indicación para evitar la recurrencia local es la resección segmentaria.
Sin embargo, debido a la localización articular del condroblastoma, es preferible proporcionar un acceso quirúrgico adecuado a cada región, como en este ejemplo, que afecta a la región posteromedial de la cabeza femoral (fig. 5 y 6).
Actualmente el paciente se encuentra bien y asintomático, 24 años después de la cirugía de la lesión femoral y 22 años después de la extirpación de algunos de los nódulos metastásicos.
El pronóstico puede ser reservado tanto para la recurrencia local como para las complicaciones ortopédicas, como la degeneración articular y el déficit de crecimiento.
Autor: Profr. Dr. Pedro Péricles Ribeiro Baptista
Oncocirugía Ortopédica en el Instituto Oncológico Dr. Arnaldo Vieira de Carvalho
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